En ningún lugar se percibe más claramente el sabor étnico de Nueva York como en esta parte de Manhattan; en ella se establecieron muchos inmigrantes: italianos, chinos y judíos crearon sus propios barrios, conservando su lengua, costumbres, gastronomía y religión en una tierra que les era extraña. Este barrio bullicioso está empezando a renovarse sin que su antiguo sabor se vea alterado. La zona destaca por sus deliciosos restaurantes, bares y tiendas de moda, además de por sus precios incomparables y por su carácter único. El compositor Irving Berlin, que creció en estas calles, dijo la famosa frase: “Todos deberían poner un Lower East Side en sus vidas”.
Barrio Little Italy
Los italianos del sur que llegaron a Nueva York a finales del siglo XIX se instalaron en insalubres apartamentos, construidos tan cerca unos de otros que la luz del sol nunca entraba por las ventanas de los pisos inferiores, ni en los patios traseros. Con cerca de 40.000 personas hacinadas en 17 manzanas y pésimas instalaciones, las enfermedades proliferaron.
Pese a las carencias de Lower East Side, la comunidad que creció alrededor de Mulberry Street dio vida al barrio con colores, sabores y ambientes que recordaban a su patria. Todo ello ha subsistido, pese a que la población de origen italiano se reduce en la actualidad a unas 5.000 personas y los límites de Chinatown llegan hoy hasta la tradicional Little Italy.
El mejor momento para visitarla es el día de San Genaro, el 19 de septiembre, cuando durante 9 días Mulberry Street pasa a llamarse Via San Gennaro. El día de la festividad del santo, sus reliquias desfilan por las calles, la multitud disfruta de la música, el baile, las múltiples atracciones y los puestos callejeros.
Barrio Chinatown
La Chinatown de principios del siglo XX era en sus orígenes una comunidad solo de hombres, que agrupaba a los inmigrantes orientales procedentes de California, a donde habían llegado en una primera oleada. Enviaban sus salarios a sus familias en China, a las que las leyes de inmigración estadounidense impedían entrar en el país. Los hombres se relajaban jugando al mahjong. La comunidad quedó aislada del resto de la ciudad, financiada y controlada por sus propias organizaciones secretas, las Tong. Algunas eran simples empresas familiares que prestaban dinero. Otras como la On Leong y la Hip Sing, enfrentadas entre sí, constituían auténticas asociaciones de malhechores. Doyers Street, pequeña y tortuosa, era conocida como Bloody Angle (esquina sangrienta), pues allí se producían la mayoría de los enfrentamientos entre bandas rivales. Una tregua entre las Tong, en 1933, llevó la paz a Chinatown. Hacia 1940 el barrio estaba habitado principalmente por familias de clase media. Inmigrantes y hombres de negocios procedentes de Hong Kong contribuyeron también a la prosperidad de la comunidad tras la II Guerra Mundial. Hoy viven en ella cerca de 80.000 chino-americanos. Muchos la visitan para disfrutar de la comida china; pero este ofrece muchas otras cosas, Hay anticuarios, tiendas de curiosidades y recuerdos, y fiestas orientales. Recomendable acercarse al templo budista del nº 64b de Mott St. Que contiene más de 100 budas dorados.
Cuando se aproxima el Año Nuevo Chino (Enero-Febrero) todo el barrio es una fiesta.
Eldrige St. Synagogue
Cuando los judíos ortodoxos askenazíes, de Europa oriental, construyeron esta casa de culto en el año 1887, era el templo más vistoso del barrio. Fue el primer templo erigido en Estados Unidos por los judíos europeos. Pero muchos inmigrantes judíos consideraron el Lower East Side solo como el principio de una nueva vida, y posteriormente se trasladaron a otras zonas. En la década de 1930 se cerró este enorme santuario lleno de vidrieras, candelabros de bronce, paredes de mármol y delicadas tallas.
Tres décadas más tarde, un grupo de ciudadanos recogió fondos para salvarlo de la demolición, y ya en 2007 volvió a abrir sus puertas. La sinagoga se ha convertido en un dinámico centro cultural, que acoge conciertos y otras actividades.
A pesar de los años de descuido, la fachada, con detalles románicos, góticos y moriscos, resulta imponente. En el interior, el arca italiana tallada a mano y el coro esculpido en madera justifican su fama.
Dirección: 12 Eldridge St
Metro: E Broadway
Horario: 10’00-17’00 do-ju, 10’00-15’00 vi
Visitas guiadas: cada media hora de 10’00 a 15’00
Engine Company No. 31
En el siglo XIX, los parques de bomberos se consideraban lo suficientemente importantes como para merecer lujosos edificios; Le Brun era un maestro en estas artes. Este parque de 1895 es uno de los mejores trabajos. El edificio parece un castillo del Loira, con su tejado inclinado, sus buhardillas y sus torres.
La Downtown Community Television Center es la empresa que lo ocupa en la actualidad y ofrece cursos, talleres y exposiciones de los trabajos de realizadores y artistas cinematográficos locales, pero no está abierta al público.
Dirección: 87 Lafayette St
Metro: Canal St
Horarios: cerrado al público
Esses Street Market
El alcalde Fiorello H. La Guardia fundó este mercado en 1838 para aglutinar a los vendedores ambulantes y evitar que obstruyeran el tráfico, especialmente de los coches de policía y bomberos en las vías estrechas. Unos 25 puestos de carne, queso, productos agrícolas y especias llenan el mercado. Una de las tiendas más antiguas es la carnicería Jeffrey’s abierta en 1939. En el mercado también se encuentra el restaurante Essex, que sirve cocina latina y judía, y la Galería Cuchifritos, que expone trabajos de artistas locales.
Dirección: 120 Essex St
Metro: Essex St, Delancey St
Horarios: 08’00-19’00 lu-sa, 10’00-18’00 do